AHORA ERES MITAD
Pero qué extrañísimo es todo siempre en esta casa. No hace ni media hora que ha caído un rayo ante las puertas abiertas de mi terraza. Ha caído junto a su trueno. Ha caído mientras, sentada en el sofá que hay delante de esa terraza, me actualizaba con ciertas novedades y aprendizajes, y limpiaba la bandeja de entrada del correo electrónico. Ha caído, y se me ha parado el corazón.
Nunca había vivido la caída de un rayo tan próximo. Es como un orgasmo. Dejas automáticamente de pensar. Pero tenía que conseguir superar esa parálisis y salir corriendo a quitar la manivela metálica de mi toldo, que podría empeorarlo y actuar de pararayos. Olía a chamusquina. He entrado corriendo en el apartamento, he cerrado, me he sentado y lo he contado a mis amigas, para pasar la impresión.
La parte que no he contado es que, ser capaz de salir a evitar males mayores, ese contundente instinto de supervivencia, me ha hecho darme cuenta de que no estoy tan deprimida como yo misma me paso la existencia pensando. Tal vez necesite hacerme navegante, como mi abuelo, y estar siempre en tensión para reaccionar. O al menos para hacer algo que yo considere útil.
He vuelto a mi ordenador y, en mi correo electrónico, he comenzado a leer newsletters que tenía atrasadas. La primera, de la Editorial Anagrama. Se llamaba Hablar de Amor. La verdad, he pensado, esta igual me la salto, por no abusar del tema.
Pero al abrirla, ha sido imposible esquivar la lectura. Hablaban del Mito del Andrógino. Incluían este vídeo que adjunto.
Cuando lo veáis (no quiero contaros la historia de los Andróginos si no la sabéis), me gustaría que alguien me explique si la razón por la que, tras una experiencia tan fuerte, he visto justo este vídeo, sin planearlo, es porque las nuevas tecnologías están incluyendo tormentas de rayos previas a envíos de vídeos sobre Zeus, para hacer la experiencia virtual más inmersiva.
En cualquier caso, ha sido viendo el vídeo como he comprendido, con horror, que el olor a chamusquina venía de mi propio cuerpo. Es evidente que hoy con el rayo he perdido a mi otra mitad. Yo siempre he sabido que era un andrógino, pero nadie me creía. Sola me encontraba estupendamente, completísima y feliz. Hoy me tenéis que creer. Hoy el rayo ha sajado mi cuerpo y ha creado a ese otro cuerpo que antes siempre había estado conmigo.
El cuerpo invisible del amor platónico. El que siempre me acompaña desde la infancia. Hoy el rayo me ha separado del todo de ese ser extraño e insaciable que me completa, cada época con un nombre, con una apariencia, con una identidad diferente.
Y con todo esto sucediendo a miércoles, me he quedado inmóvil en el sofá, mirando el extraño color verde que adquieren los aligustres en tormenta, sintiéndome total y absolutamente sola.
Me temo que, por culpa de ese rayo, este verano voy a tener que salir a buscar a mi amor.
Escrito por Amayetta. 21 de Junio de 2023.